Sólo en la segunda mitad del siglo XIX surgieron las oportunidades de crear obras de arte relacionadas con las tradiciones locales. El modernismo específico del Caribe (modernismo) ganó reconocimiento. Le siguieron las tendencias que continuaron y desarrollaron las ideas del dadaísmo (postumismo) y el impresionismo (costumbrismo).
Sin embargo, la ocupación estadounidense (1916 - 1924) y la dictadura de Rafael Trujillo (1930 - 1961) pusieron fin a los intentos de desarrollo cultural independiente. El arte contemporáneo de la República Dominicana que se desarrolla en el ámbito artístico internacional continúa las tradiciones del cubismo, el expresionismo y la abstracción. Además de Luis Muñoz, la figura central de este artículo, pintores como D. Suro, Ch. Colson y J. Hernández Ortega también se hicieron populares en todo el mundo.
Después de recibir una educación clásica, Luis Muñoz dejó la Academia Nacional de Bellas Artes, fundada en 1942 en la época de Trujillo (que fue asesinado por su propia gente en 1961); en 1995, continuó sus estudios en la Academia Círculo de Bellas Artes, conocida en Europa por sus ideas progresistas.
Lo más intrigante de las obras de Luis Muñoz son las transformaciones plásticas y colorísticas que experimentan sus personajes. El arte contemporáneo aplica actitudes muy diferentes hacia el cuerpo humano. El rango es bastante amplio aquí. Por un lado, se puede ver el fotorrealismo aquí mediado por la memoria histórica: el personaje es bastante reconocible está a punto de desvanecerse en la imaginación del espectador, bajo su mirada atenta.
En este caso, los detalles de la apariencia y el entorno se ponen a prueba en términos de su autenticidad...
Por extraño que parezca, el otro polo de la representación del personaje de Luis es la abstracción, que se convierte en una agregación de formas relativas sólo al final del camino de la contracorporación de la imaginación. Un ojo atento, familiarizado con la evolución del arte de los clásicos de la abstracción siempre notará ciertas similitudes y rastros.
Lo que distingue la antropología de Luis es el color activo de sus composiciones, el color, que parece vivir su propia vida, determinando el destino de cada imagen. Sí, uno puede ver o adivinar el tema, sí - siempre se puede trazar cierta escenografía, pero la impresión final seguirá dependiendo de la intensidad de la experiencia colorista que el arte de Luis evoca en los espectadores. En este sentido, la serie creada a mediados de los 90 y titulada "Cuerpos acústicos" es bastante típica, Esta serie sirve como una maravillosa ilustración de una noción tan fundamental de la filosofía de Delez y Guattari como "el cuerpo libre de órganos", que se define en su clásico opus "Anti Edipo". Los autores dicen que "el cuerpo libre de órganos se opone a su superficie deslizante y tenue a las partes de las máquinas... se oponen a los suspiros y gritos a los sonidos fonéticos". Es increíble pero esta fórmula puede servir como descripción del lienzo "Cuerpos acústicos sentados", de Luis, 1994-95. "La Dama de la Música", 1996, sigue esta tendencia. La extracción de sonidos como función, como actividad, es realizada por un cierto cuerpo parpadeante, que es intensamente pulsante. Es la contemplación de este cuerpo la que genera "sonidos de música" en la imaginación del espectador.
En las obras posteriores de Luis, los cuerpos representados por él adquieren las cualidades de personajes a veces relativos, como "El icono del sol y el mar" 2006-07, y a veces bastante tradicionales, como "La dama y el gato" 2005, o "Beso - Pasión" 2005.
Al observar atentamente las obras de Luis Muñoz y, obviamente, al ver su mano en ellas, queda claro que se trata de una maravillosa ilustración del punto de vista que afirma que el arte sólo puede seguir siendo arte si desarrolla su capacidad de resistir a la fusión con los elementos de la industria cultural, es decir, de penetrar en ellos sin perder la identidad. "Si el arte pierde esta capacidad deja de ser arte" (John Roberts).
El carácter fundamental del arte de Luis Muñoz puede servir como prueba de la tesis que afirma que es la pintura la que representa el prototipo histórico de las bellas artes. Una pintura es una especie de ladrillo que forma todo el armonioso edificio del arte, o, como dice Clement Grinberg, "la fuerza motriz del arte". El principio de una pintura sigue siendo el mismo, no importa cuánto cambie el medio físico. Incluso la documentación en vídeo de la actuación se basa en la protoforma de una pintura. Por lo tanto, el pictorialismo es una forma de representación que puede ser correlacionada con una pintura. El papel de un artista en el arte moderno también está conectado con él: además de representar su mensaje estético relevante, su tarea profesional implica la creación del sistema de iconografía visual, que incluiría el mecanismo de remitir a los espectadores de vuelta a la pintura clásica. Sólo este mecanismo asegura la identidad propia del arte en la historia.
Las pinturas de Luis Muñoz - siendo un símbolo que refleja las realidades del mundo exterior - prueban la existencia de estas realidades y demuestran la autenticidad de las cosas que vemos en el mundo creado por Dios. Una pintura modernista, por el contrario, es un símbolo de la realidad interior de un artista: la que resulta ser la única realidad garantizada porque - si creemos a Nietzsche - Dios muere en algún momento. Debido a que cualquier realidad interior es personal, el modernismo sólo puede producir cosas "no convencionales", que son interpretadas por un mediador intelectual. El significado de un acto estético se traslada al campo de las interpretaciones y comentarios. La simplicidad demostrativa de las herramientas artísticas se compensa con sofisticados esfuerzos intelectuales.
El fenómeno que atrae nuestra atención hacia el arte de Luis, es la creación de tal "iconografía visual", ya que por un lado, objetiva las ideas más relevantes de la cultura artística moderna, y por otro, conserva y continúa los principios clásicos tradicionales de la pintura per se.
Joseph Backstein, Comisionado, Bianual de Arte Contemporáneo de Moscú
